FRANCISCO, PAPA
Estamos ante un documento muy hermoso que comienza formulando cuatro sueños: una Amazonía que luche por los derechos de los más pobres, que preserve esa riqueza cultural que la destaca, que custodie celosamente su abrumadora hermosura natural, con unas comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonía. Con esta exhortación el Papa quiere expresar las resonancias que ha provocado en él el camino de diálogo y discernimiento durante el Sínodo. No desarrolla todas las cuestiones expuestas en el Documento conclusivo; más bien, aporta un breve marco de reflexión que encarne en la realidad amazónica una síntesis de algunas de las grandes preocupaciones que ya ha puesto de manifiesto en documentos anteriores. Querida Amazonía, expresa el gran amor del Papa por esta región. Expresa sus sueños, sus deseos por el cuidado y la protección de la Casa común y los pueblos originarios: «Dirijo esta Exhortación a todo el mundo. Por un lado, lo hago para ayudar a despertar el afecto y la preocupación por esta tierra que es también nuestra e invitarles a admirarla y a reconocerla como un misterio sagrado; por otro lado, porque la atención de la Iglesia a las problemáticas de este lugar nos obliga a retomar brevemente algunas cuestiones que no deberíamos olvidar y que pueden inspirar a otras regiones de la tierra frente a sus propios desafíos» (n.5).