MARCHAL, ERIC
La epopeya de un carismático cirujano ambulante que, guiado por la ambición de revolucionar la medicina, se ve abocado a una trepidante aventura en la que no falta el amor, la pasión, la guerra y las intrigas cortesanas. A finales del siglo XVII, uno de los estados más pequeños de Europa, el ducado de Lorena, se recupera de la ocupación francesa y de los duros años de la guerra. Nicolas Déruet, un cirujano ambulante encarcelado tras una intervención quirúrgica en la que el paciente falleció, se ve obligado a exiliarse en el ejército de la coalición que combate contra los turcos. Durante la guerra, Nicolas atiende atroces heridas en el campo de batalla y amplía sus conocimientos de medicina, una experiencia que le permitirá, a su regreso a la capital, seguir desarrollando el arte de la cirugía en el hospital de Saint-Charles, y defender sin cejar su profesión y su honor. De los campos de Lorena a las estepas húngaras, de los hospitales militares al lujo de los palacios reales, este es el extraordinario destino de un hombre entregado a su pasión por la cirugía y dividido en su amor por dos mujeres totalmente distintas: la comadrona Marianne Pajot y Rosa, la marquesa de Cornelli. Un fresco histórico fascinante, con una minuciosa recreación, en el que Éric Marchal nos acerca al bisturí afilado de su héroe, Nicolas Déruet, para novelar un tema apasionante: la rivalidad feroz entre médicos y cirujanos en la Europa de los albores del siglo XVIII. Reseñas:
«Un formidable fresco histórico al estilo de Ken Follett.»
Le Figaro Littéraire «La novela histórica del año. Y, sin duda, una de las mejores de los últimos diez años.»
Gérard Collard, librero, cronista y fundador de la librería La Griffe Noire «Como Ken Follett, Marchal relata con virtuosidad, gran atención a los detalles, precisión y pasión, la vida de una época centrándose en la rivalidad entre los médicos de la facultad y los cirujanos ambulantes.»
Le Journal de Montréal «Los tiempos cambian y la ciencia y la tecnología evolucionan, pero el corazón bajo la piel de los hombres sigue siendo el mismo.»
L'Abeille