CHESTERTON, G. K.
Con sobrada razón se me podría preguntar que cómo me atrevo aun bajo el estímulo de un desafío a componer un ensayo sobre la historia inglesa, por muy popular que aspire a ser, yo, que no pretendo lucir con erudición de especialista; yo, que no soy más que un hombre del público. A esto respondo que sé al menos lo bastante para asegurar que todavía no ha escrito nadie una historia desde el punto de vista del público. Las que solemos llamar historias populares, más bien debieran llamarse antipopulares. Todas, casi sin excepción, están concebidas en contra del pueblo: o lo ignoran, o intentan demostrar laboriosamente sus errores.